Dublín, del 17 al 19 de novembre de 2017: visita a la fàbrica Guinness i retorn cap a casa (19 de novembre de 2017; dia 3) (i XI)

Merchadising
The Guinness Storehouse is a popular tourist attraction at St. James's Gate Brewery in Dublin, where a self-guided tour includes an account of the ingredients used to make the stout and a description of how it is made. Visitors can sample the smells of each Guinness ingredient in the Tasting Rooms, which are coloured with a unique lighting design that emits Guinness' gold and black branding. A pint of Guinness is offered which the visitor may pour after a demonstration by one of the staff. There are videos showing how Guinness is tested by a panel of tasters, and the visitor is instructed in tasting the beer. The tour includes such items as the historical coopering trade within Guinness, a section dedicated to advertising and merchandising by Guinness, and a section dedicated to historical artefacts and footage relating to Guinness. The tour finishes with a pint of Guinness (if it has not already been drunk at one of the other bars) in the Gravity Bar. Two other bars, a coffee shop and a restaurant, are available to visitors during the tour, and a range of Guinness merchandise is available to purchase.
The Guinness Book of Records started as a Guinness marketing giveaway, based on an idea of its then Managing Director, Sir Hugh Beaver. Its holding company, Guinness World Records Ltd, was owned by Guinness plc, subsequently Diageo, until 2001.
I per conèixer més sobre com s’elabora en concret la cervesa Guinness, a la seva pàgina web s’hi desgrana més informació (https://www.guinness.com/es-es/artesania/el-arte-de-la-cerveza-guinness/ ):Todo empezó en 1759 con un hombre y 100 £. Llevamos perfeccionando nuestro oficio desde entonces. Con una producción de más de 20 cervezas de talla mundial y una gran cantidad de elaboraciones nuevas que crean a diario nuestros maestros cerveceros, no sorprende que la marca Guinness sea conocida y querida en 150 países. Sin embargo, no importa dónde se elabore o se sirva: puede estar seguro de que su Guinness aún se inspira en los primeros lotes de nuestra stout legendaria, creada en St. James’s Gate, en Dublín, hace más de 200 años. Todo empieza con la cebada. Cebada sembrada en tierra irlandesa y malteada tras nuestros muros. No es un cereal fácil de cultivar, por lo que tenemos vínculos con agricultores que abarcan tres generaciones.
Esta cebada malteada es la base de nuestra cerveza. Se muele cuidadosamente en los molinos de nuestra fábrica y, a continuación, se mezcla con agua del lago Poulaphouca, en el condado de Wicklow. El agua se calienta y añade a la cebada malteada recién molida, triturando la mezcla para extraer los azúcares que permiten la elaboración de la cerveza. Esta mezcla se vierte en un “kieve” (o tanque de macerado) que separa el grano de un líquido que llamamos “mosto dulce”.
Es ahora cuando nuestra exclusiva cebada tostada entra en juego. La precisión en el proceso de tostado es lo que da a nuestra famosa cerveza negra su característico sabor y su oscura tonalidad rojo rubí. Levante su pinta hacia la luz y verá cómo brilla. 232 grados Celsius. Esa es la temperatura que transforma nuestra cebada en un estado de negra perfección. Es la temperatura que hace que Guinness tenga el sabor de Guinness. A menor temperatura, la cerveza no será tan sabrosa; si está más caliente, la cebada se quemará.
Después añadimos otro ingrediente clave: el lúpulo. Se mezcla con la cebada tostada para darle a Guinness su sabor perfectamente equilibrado. Tras añadir el lúpulo, el mosto dulce se hierve durante 90 minutos antes de dejarlo enfriar y reposar. A continuación, es el turno de la levadura Guinness, una variedad que se remonta varias generaciones atrás. Es tan valiosa que guardamos una reserva bajo llave por si hubiera algún problema con nuestro principal proveedor. La levadura captura toda la esencia de cada uno de los ingredientes cuidadosamente seleccionados y garantiza que nuestra cerveza fermente a la perfección y adquiera el sabor que nos hace famosos en todo el mundo.
¿Y después? Nada. Paramos. Así todo se ralentiza y madura. El proceso de maduración permite que la cerveza desarrolle un equilibrio perfecto de sabor y consistencia. Después de todo, las cosas bien hechas llevan su tiempo.
Ahora es el turno del nitrógeno, la innovación revolucionaria que da vida a nuestra cerveza de barril creando la inimitable subida de las burbujas y la emblemática capa de espuma. Se añade en el proceso de envasado, tras el cual se realiza el “test de altura de la espuma” para garantizar que todas las pintas contengan la cantidad correcta de burbujas. Unas 3 000 000, si se lo está preguntando.
Finalmente, antes de que la cerveza traspase nuestros muros (ya sea en barril, lata o botella), un panel sensorial evalúa cada uno de los lotes de Guinness para garantizar que ni una sola pinta de cerveza abandona nuestra fábrica hasta que no tenga exactamente el sabor que buscan nuestros expertos cerveceros. Algunos dirán que es el mejor trabajo del mundo. Solemos estar de acuerdo. Con ese primer lote de cerveza stout irlandesa comenzó un innovador legado de elaboración de cerveza, que ha llegado a implantarse en todo el globo. Más de 20 cervezas diferentes llevan el nombre de Guinness y estamos orgullosos de haber llegado a contar con nada menos que 18 fábricas de cerveza alrededor del mundo. Desde impulsar la industria del cultivo de cebada en Uganda hasta llevar a una nueva dimensión la cerveza rubia americana, no nos hemos detenido ante nada para tender puentes entre culturas y atravesar continentes.
Y, donde sea que se elaboren o sirvan, todas las pintas, botellas o latas de Guinness siguen los nobles valores de St. James’s Gate en Dublín, el lugar original de nacimiento de nuestra cerveza. Para ello, los cerveceros de todas las fábricas se han formado a conciencia para elaborar la cerveza al estilo de Guinness.
Y eso no es todo. Cada mes se envían de vuelta a Dublín lotes de nuestras legendarias elaboraciones para que nuestro panel sensorial verifique que todas las cervezas cumplen con su perfil de sabor único. Además, los cerveceros expertos de St. James’s Gate viajan regularmente por el mundo para transmitir sus conocimientos y pasión a nuestras cervecerías internacionales. Así que puede estar seguro de que disfruta de una experiencia Guinness inigualable, sea cual sea el país donde la beba. Elaboración de talla mundial en todo el planeta.”
Si voleu conèixer més secrets de la cervesa “Guinness”, entreu a la pàgina web i volteu-hi una estoneta!
Després de passejar per les primeres plantes que conformen el gran edifici, ens enfilem a dues que estan dedicades a tot el marxandatge de la marca, que no és pas poc! També se t’ofereix la possibilitat de poder-te servir tu mateix una Guinness, o bé pujar al capdamunt de l’edifici, tot de vidre i que els cambrers te la serveixin. I així ho fem, ja que amb l’entrada hi va inclosa una consumició (però només les poden servir a partir de determinades hores del dia!).
Ens estem al capdamunt de l’edifici contemplant tot Dublín i quan ens hem acabat el mig litre de cervesa, baixem a peu les escales fins a la planta baixa, a on ens entretenim una miqueta a la botiga de records.
Com que tampoc ens sobra el temps, ja marxem tot xino-xano cap a l’alberg a recollir les maletes, però abans passem per davant de la catedral de Sant Patrick (https://www.stpatrickscathedral.ie/; https://en.wikipedia.org/wiki/St_Patrick%27s_Cathedral,_Dublin ), que ens ve de camí de tornada de la cerveseria Guinness. De fet, no tenim gaire temps, així que només hi tirem algunes fotos des de fora i anem ja a recollir les maletes a l’hostal.

Tornem a repetir la “gimcana “ per tenir-les i ja ens diposem a anar cap a buscar el bus, prèvies parades per dinar i fer el cafè. Per dinar ens parem al mateix lloc que el dia anterior, el Zytoon. Dinem tranquil·lament a preu assequible i tot seguit, tot passejant per Temple Bar, anem a prendre un cafè irlandès en un cafè que ens va recomanar el guia el dia anterior, l’O’Sullivans (https://www.fleethoteltemplebar.com/osullivans-bar.html; https://www.tripadvisor.ie/Restaurant_Review-g186605-d2578367-Reviews-O_Sullivans-Dublin_County_Dublin.html ). Per arribar-hi, passem tota la zona de Temple Bar i veiem com comencen a caure algunes gotes, el temps just per a poder-nos refugiar a prendre una beguda abans de marxar de Dublín. El bar és acollidor i hi ha poca gent. Prenem tranquil·lament la beguda i per no anar justos de temps, anem a buscar el bus a O’Connell Street. I des d’allí, ja cap a l’aeroport i la rutina de sempre: controls de seguretat, esperar la porta d’embarcament (amb visita a la botiga de records inclosa) i finalment ja embarcar. Durant el viatge de tornada, faig alguna que altra capcinada. I un cop a Barcelona, a recollir el cotxe i a tornar cap a casa. Arribem esgotats, però contens i amb el regust que les hores a Dublín han volat i amb ganes de més!

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